El presente y el futuro del sector científico surgió varias veces en la hora y media de conversación con Nadim Morhell, el tiempo exacto de duración del viaje San Miguel de Tucumán-Ramada de Arriba-San Miguel de Tucumán. Su mensaje optimista puede ser resumido en dos líneas: "el país ofrece oportunidades para la investigación, debemos aprovechar este momento propicio para la ciencia".
El físico tucumano que inventó el prodigioso viscosímetro de sangre es un auténtico embajador de su profesión. No sólo alienta a elegir las carreras "duras" sino que también desmiente que sólo los "cerebritos" tengan cabida en ámbitos de gran prosapia científica como el Instituto Balseiro y el Centro Atómico Bariloche.
"Después de pasar por ambas instituciones te das cuenta de que no hace falta tanta cabeza como capacidad de trabajo. La matemática, claro, te tiene que gustar, pero sólo un poco: no es necesario ser fanático", opina.
? Y el mundo está sediento de profesionales con perfil tecnológico. Según Morhell, un físico puede ganar un salario digno trabajando en una empresa que haga desarrollo o investigación, e incluso aportar su conocimiento a proyectos interdisciplinarios de todas las áreas del saber (es decir, el científico ya no está limitado a la docencia ni a la investigación ermitaña en el encierro de un laboratorio). Sintetiza: "la ciencia con perspectiva de aplicación ofrece buenas perspectivas laborales en el país y afuera. Yo, personalmente, veo muchas posibilidades en Argentina".
"Debemos aprovechar este momento propicio para la ciencia"
MÁS PEQUEÑO QUE UNA MONEDITA. Morhell en el almacén de don Camilo en la Ramada de Arriba. Abajo, el viscosímetro de sangre.